En el panorama de las tecnologías aplicadas a la traducción encontramos los sistemas de traducción automática. No son aplicables a todas las necesidades de traducción pero sí que nos permiten, por ejemplo, hacernos una idea del tema fundamental de un texto escrito en un idioma que desconocemos. Además, estos sistemas pueden facilitarnos la creación de memorias de traducción.
Antiguamente, los sistemas de traducción automática se basaban en la utilización de reglas gramaticales y sintácticas, memorizando palabras. Interpretan las oraciones de entrada, el sistema las etiqueta y, en función de las reglas gramaticales que tiene incorporadas, hace una asignación a las palabras de la lengua de destino. Se trata de un sistema complejo y requiere conocimientos lingüísticos muy avanzados.
Actualmente, los sistemas más frecuentes se basan en métodos estadísticos (Ej.: Google Translate), pues se dispone de una gran cantidad de ejemplos en la red. Se analiza lo almacenado en las bases de datos y se generan resultados.
La traducción automática tiene varias ventajas: podemos introducir cualquier texto y obtener una respuesta en segundos, no como en las memorias de traducción. No obstante, los resultados pueden ser inservibles según el contexto con el que estemos trabajando.
En los sistemas de memorias de traducción se trata de un procedimiento distinto. Estos sistemas se basan en un gran almacén de información y los textos se almacenan por segmentos, junto a su traducción. Son la fuente de información, entre otros, de los diccionarios automáticos. Así, el traductor dispone de una gran memoria y, con la nueva traducción, el sistema consulta a la memoria. Si encuentra un resultado idéntico o similar, lo propone al traductor. Es éste quien modifica y actualiza la memoria de traducción.
En las memorias de traducción obtenemos resultados óptimos si introducimos una actualización de un texto ya disponible. De este modo, aprovechamos la traducción disponible y, si no existe, podemos crear una nueva traducción, que nos servirá para la siguiente ocasión.
En la actualidad son frecuentes los sistemas híbridos, que combinan ambas tecnologías. Se puede modificar la opción de traducción o bien sustituirla directamente. No necesitamos procesador de texto, diccionarios, navegadores, etc., sino que disponemos de herramientas en un mismo entorno (la memoria). Esto nos permite personalizar nuestra memoria de traducción y adaptarla a nuestras necesidades.